Labios de luna encendida
en
la noche profética
de un aquelarre de violines,
dibuja un cenit de
pájaros
en el ocre
hilván
de la palabra.
Bocanada nocturna
que hiere la piel de mis espejos
en un paisaje de aceras
grises;
ya suenan los
acordes de un mágico invierno
deslumbrando
nocturnas rosas
sobre el cósmico encaje.
Vorágine estelar
en
la encrucijada de Cronos
es polvo de estrellas consumiendo letargos
mientras regresa en
añil hemisferio
este arcoíris
sediento
que crepita… encendiendo mis
alas.
Se me da muy bien el poema, amiga, mucha elegancia en tu decir.
ResponderBorrarAbrazo