Misterioso, invisible
este torbellino en tus ojos
pinta arroyos en el umbral de la luna
y en la orilla de tus alas
el horizonte, con su manto de espuma
es madrugada detrás de los espejos.
Suspiro en la hora despeinada
de esta sombra inquieta
que deshoja lentamente la tarde
y en el sendero austral de mi lucero
describe un velo
de infinita oda.
Son fragmentos de celestes mariposas,
en el destello mar de tu mirada
tejiendo palabras que aroman a primavera
este deseo etéreo sobre tu piel
hecho brisa…
en la penumbra mustia de los sueños.