Madura la gota que florece
en el cristal de los espejos,
es la luz abrazando
durante la oscuridad;
cinco palomas vigilan
son las espías del Templo.
Pasos que se apresuran
sueños y vanidad,
no importa el costo
sólo fama y poder,
tal vez sea un presagio
que dormirá en las trincheras.
Se percibe una bruma de hielo
que todo lo detiene, mientras
mis labios anuncian tu nombre
y un tigre acompaña mi camino,
un gran trueno resuena
amanece arco iris… aún es primavera.
Juega en el mosaico de colores
el sol que desgrana en la ventana
y en las horas que duelen
en cada gota de lluvia
como fogata que crepita
en el letargo níveo de la noche.
El cielo se ha llevado las cenizas del ocaso
y las palomas velan en su templo
hay un sendero angosto, es agreste el paisaje
mientras un suspiro cruel de eternidad
se teje en el silencio etéreo
que comulga, intangible, entre las flores.
En bocanada de estrellas se enciende la esperanza
y en un rayo de primavera agiganta su fuego
disipando la oscuridad, expulsando los miedos,
rompiendo las cadenas,
es alborada en las palabras del poeta
que despliega, alado, el horizonte.
El sol juega en la ventana
y con suave brisa se despide agosto
los pájaros trinan, enmudece el alma
la fría espada de la noche
hiere las alondras
y en pétalos desnuda la luz que las habita.
Un exilio de horas se esconde en el calendario
se vuelve infinito el laberinto de la vida
hay rumor de guerra, redoblan las campanas
hoy mayor es la lid, global la contienda
gime la tierra, las almas se abrazan
y en cada trinchera emergen, aguerridos, los sueños.
Calles vacías, la humanidad unida
ya repican campanadas, sobreviviente el Hombre alaba
en comunión, amanece el Universo
resplandece la aurora
mientras sangra la pluma
y en destellos rasga el Éter.
