Un perfume de llanuras
aflora entre la fría bruma
que acuna mis palabras,
mística ausencia
condenando al sacramento
de otra noche dibujada.
Horizonte de mar bravío
en la insomne oscuridad de esta luna
esfuma los rubores
de aquella paleta de mi cauce,
amortajando una mirada pretérita
de lluvia y alondras.
Y en esta piel de mayo
se diluye el paradigma
de olvidos, silencios y presagios,
conmoviendo la arena de mi destierro
sepultando, raíz y soledad,
a este viento... oráculo de mi destino.