Libélula en el estanque gris
de tu mirada peregrina,
perfume en la brisa que, andariega
teje mariposas en palabras invisibles,
despertando las rosas
dormidas en el vuelo de la tarde.
Hechizos de luz sobre los árboles que sueñan
en el frío sendero de la noche;
cual refugio a la orilla de las almas
renacen sobre el horizonte celeste
del espejo de la luna
y en este silencio de mis plegarias.
Es suspiro en el manto coral del ocaso
mientras retornan sus pasos
huellas en las cenizas del tiempo
y en la nostalgia de las horas
dibujando un paisaje
con tus ojos de lluvia… en primavera.