Ella anhela vestir de primavera,
calzando oasis en la crepuscular roca
de una tarde de sinonimias
y cortejar un manantial de mariposas
en aquel jardín de infancia
entre óleos y esencias pueblerinas.
En su mirada de ámbar y ocre
anidan golondrinas
viajeras de otros escenarios
que en plegaria, elevan su vuelo
hacia un horizonte
de asombro y fuego.
Un sortilegio de mágicas gotas
enciende la Memoria
de abismos y pupilas
con lágrimas de Tiempo
y soledad de firmamentos
más allá de sombras y fantasmas.
Al fin los recuerdos fluyen,
desatando su hechizo de perlas
sobre un paisaje de equidistancias
mientras alguien espera,
peregrino,
volver con la lluvia.
Precioso poema crepuscular.
ResponderBorrarmis besos dejo aquí
Muchas gracias Luis, un placer compartir mis poemas!!!
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