Un torbellino de otoño
sacude los ecos de hadas mágicas
y luciérnagas de plata,
de ensueño es la luna
que ilumina sus pupilas
corre, niña, que no huyan los sueños.
En sus cabellos se trenzan
mil pájaros de fuego
y nacen mariposas de luz
en los espejos arcoíris,
mujer, no te detengas
alcanza a la niña que de flores se viste.
Recoge pétalos y luceros,
siembra las tinieblas
pintando senderos de blancas nubes
y en esta noche de estrellas
enciende la antorcha que guarda
los vientos inmaculados de la esperanza.
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