La noche conspira su ritual
de barro y abismo,
desteje su hojarasca de penumbras
entre rocas y perlas, a orillas de la aurora.
Susurros de mar cual mariposas de cristal
enhebran leyendas de vientos peregrinos
devorando heridas, rugiendo en el eco
de un templo sagrado.
El paisaje se viste de ausencias
y acalla el vuelo de mis alondras,
huelen a jazmines las huellas
que desnudan al alma.
Juegan las sombras sus claroscuros
en tanto la tormenta golpea y todo estremece
es tu mano en la soledad encendiendo el fuego
que rompe las cadenas.